Vivimos en una sociedad marcada por la profunda desigualdad, donde el 1% de la población mundial acumula más riqueza que el 80% restante. En un estado en el que padecemos el lamentable efecto del paro, producto de una estafa económica derivada de la más execrable especulación. Donde se legisla para proteger a la élite económica, que dilapida la vida de la clase trabajadora. Donde la corrupción y el abuso de poder es moneda de cambio.
Ante esta lamentable situación, la CNT recuerda la hoy día olvidada Huelga de la Canadiense, gracias a la cual, la clase trabajadora, organizada por medio de la CNT, sin importar su procedencia, nacionalidad, o credo político, lucho y gano la jornada de 8 horas en la industria catalana, las 40 horas semanales. Hito que sirvió de ejemplo para la lucha por su extensión a otras áreas geográficas y centros de producción.
La jornada de 40 horas semanales a principios del S. XX se demostró perfectamente viable. Y hoy día, en pleno S. XXI, con un mayor rendimiento en las llamadas rentas del trabajo, la idea de apostar por las 30 horas semanales no es una utopía, como señalan diversos estudios y realidades, ajenas al anarcosindicalismo, como por ejemplo su plasmación en el estado sueco.
Porque la prohibición de horas extras permitiría la creación inmediata de cientos de miles de puestos de trabajo. Porque la reducción de la edad de jubilación permitiría el acceso al trabajo de cientos de miles de jóvenes. Porque la jornada de 30 horas, sin reducción salarial, permitiría la creación de cientos de miles de puestos de trabajo. Por todo ello, contra el paro, la precarización y el descenso de la calidad de vida de las trabajadoras y trabajadores, desde CNT llamamos a que te informes, organizes y luches por tus derechos.
¡Por las 30 horas semanales, sin reducción salarial. Por el reparto del trabajo y de la riqueza!